El edificio nace de dos claros motivos inspiradores. Por un lado, la geometría circular es una clara interpretación del paisaje volcánico. El Café toma así la forma básica de los círculos y fragmentos de círculos que se pueden observar en una vista aérea del paisaje volcánico. Por otro lado, la arquitectura vernácula de Islandia es la base elegida para definir su sección en forma de A, su lógica estructural y los materiales empleados. Por eso el Café no es en realidad más que una versión moderna del Nordic Hall, un tipo arquitectónico tan apegado a estas latitudes que queda integrado para siempre en la imagen mental que todos tenemos de la cultura islandesa.

Este tipo de construcción no es sólo un referente cultural. El uso de madera y su capacidad de “asentarse” en el suelo sin grandes cimientos reduce notablemente la huella de carbono que resultaría de su construcción. El edificio está diseñado para maximizar la entrada de la escasa luz solar durante todas las estaciones del año. La abundante energía geotérmica presente en Islandia se aprovechará fácilmente para calentar el edificio y el estanque de agua caliente.